Monday, November 15, 2010

Vórtice de perversión absoluta 1

besos y coca
con senos y alcohol
ya consúmeme

Los vidrios en tu corazón no impidieron que este siga latiendo.
Aprendiste el delicado arte de mutar el brillo de tus lágrimas
en el amanecer de tus palabras.

El descanso y el alimento nunca te alcanzaron.
Abandonaste el sueño para hallar esa reacción química
que te devuelva a tu perversión que también fue mi obsesión.

Inhalabas aceleración en plena combustión.
Exhalabas fuego.
Y tu humo me tenía envuelto hasta que supe que ardías por otro.

Pasabas por mí sin dejar nada a tu paso.
Ni amor, ni paz, ni sabiduría.
Me limpiabas como la lluvia ácida.
Dejabas en mi tierra árida.
Plantabas en mí flores de fuego
que nacían de las cenizas ardientes que eran tus pasos.

Y no nos amamos.
Pero tenía ansias por saber
como sería tener tu cuerpo en el mío.
Por ver mis sueños oscurecer
en el eclipse de nuestros cuerpos.
Por saberme amado y malvado
en tu ponsoñoso llanto.

Y no te elegí por la misma razón que te necesitaba.
Me acercó y alejó tu capacidad
de destruirme sin remordimientos.
Hubiese muerto con tu alquimia.
Etílica y con nicotina,
con tu dama de blanco transubstanciada en polvo,
con tu cuerpo huérfano de orgasmos.
Me hubieses dado mala vida y buena muerte.

Ahora te pienso a años y llantos de distancia.
Ya he probado un montón de cosas
de las que me sentía orgulloso de no haber tocado.
Mis amanecidas saben a bebida y no a saciedad cultural o digital.
Y lo que amaba ahora es una enfermedad a purgar.
Me siento en una mala vida esperando una buena muerte.

Al final huir no me salvó de lo que me hubieses hecho.

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