Tuesday, December 28, 2010

Om

Todo sigue un ritmo.
El "om" meditativo de los budistas.
Los latidos del corazón.
El vaivén de las olas.
El correr de las horas.

Es una sinfonía que existe estemos o no para escucharla. Poder estudiarla es posible. Pretender cambiarla es improbable.

Nos cierra, nos somete, nos limita. Y aunque a ratos no seamos más que esclavos frente a ella, podemos guiarnos en ella y llevar una vida donde sentirnos menos perdidos.

Puedes escuchar este ritmo.
En la conciencia que te acosa por lastimar a quién amas.
En la adrenalina que te grita cuando crees no poder más.
En el orgasmo, sincero amanecer de tus sentidos.

No somos libres. Pero al menos nunca estamos solos. Somos tan víctimas y esclavos del eterno estremecer sonoro, de la singuralidad, de la más grande densidad en la que año a año se ahoga la humanidad.

A veces existir es demasiado pesado como para poder escribir con claridad.

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